Un suelo singular. Un clima de abruptos cambios estacionales. Una altitud de 825 metros. 275 hectáreas de suelo arenoso, con alta proporción de caliza, que permite que nuestras viñas de Monastrell sean resistentes y originales; sean de pie franco*. Un viñedo escogido y sobreviviente: un viñedo decano. Equilibrio. Aromas personales. Proceso natural. Cuidadosa vendimia a mano.
Unas cepas únicas.
En el extremo noroeste de la Denominación de Origen Jumilla, dentro del término municipal de Tobarra, “Hoya de Santa Ana” es, en nuestra opinión, la sub-zona más selecta y expresiva de la Denominación.
Tiene la altura más elevada de la D.O., lo que comparte con Jumilla los días cálidos, pero propicia noches considerablemente más frías que el resto de la Denominación. Esto hace más prolongada la maduración de la uva, dando a los vinos mayor equilibrio e intensidad aromática.
Además de la variedad Monastrell, en nuestra finca cultivamos también las variedades Garnacha y Syrah.
Nuestro viñedo sobrevivió a la epidemia de filoxera que asoló europa a finales del siglo xix
Como consecuencia, nuestra tierra está cubierta por algunas de las cepas más viejas y una de las mayores concentraciones de cepas de pie franco.
Dentro de las 275 hectáreas de nuestra finca destacan las 110 hectáreas de viñas de pie franco de la variedad Monastrell. Uva autóctona del escenario mediterráneo. Nuestras viñas de pie franco son viñas originales que sobrevivieron a la epidemia de Filoxera que, a finales del siglo XIX, destruyó prácticamente todas las zonas vinícolas de Europa. La única forma de cultivar uva fue injertar las viñas en pie americano, resistente a esta enfermedad. Aún hoy, el 99% del viñedo europeo sólo puede sobrevivir injertado sobre pie americano.
Sin embargo, nuestras viñas están plantadas en su propio pie: algo inusual y que otorga a los vinos un carácter distintivo. Unas cepas únicas que tratamos con el mimo que se merecen, sin fertilizantes ni pesticidas.
La supervivencia de viñas centenarias
La finca ‘Hoya de Santa Ana’ está ubicada en la zona más fría y elevada de D.O. Jumilla.
Para asegurar la supervivencia de estas viñas centenarias, utilizamos el sistema de replantación Marcottage. Cuando una viña concluye su largo ciclo de vida, se utiliza una rama de una cepa contigua y se introduce en el suelo. A partir de ahí, se guía el sarmiento para que salga a la superficie en el lugar donde la cepa muerta tenía su presencia.
Esta rama sigue unida a la viña de origen durante varios años, hasta que sus raíces se hacen fuertes y ya puede crecer de forma autónoma.
Un sistema vital, prácticamente en desuso por su alto coste y lento proceso, que en Olivares seguimos perpetrando para asegurar la descendencia de unas viñas supervivientes, históricas y fructuosas. Nuestras viñas.